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La Universidad de Barcelona desarrollará fitosanitarios ecológicos para combatir enfermedades de gran impacto en el sector agrícola

Uno de los grandes retos al que se enfrenta la agricultura del siglo XXI es el de reducir el impacto de los fitopatógenos sobre los cultivos, sin comprometer el medio ambiente ni la salud humana y animal. Un equipo de la Universidad de Barcelona participa en un consorcio público-privado para desarrollar dos prototipos basados en virus bacteriófagos – fagos – para combatir enfermedades que producen grandes pérdidas en las cosechas de diferentes plantas. Se trata de dos productos ecológicos para la lucha contra Erwinia amylovora i Xanthomonas campestris, las bacterias causantes, respectivamente, del Fuego bacteriano y la Podredumbre negra, ambas sin solución eficaz en el mercado.

“La relevancia del proyecto es elevada, ya que en la actualidad estas dos bacterias son consideradas fitopatógenos de cuarentena, lo que significa que lo único permitido es la cuarentena y erradicación de las plantas infectadas. Es decir, no hay una solución permitida en el mercado para tratar estas enfermedades una vez aparecen, puesto que el uso de antibióticos está prohibido en la Unión Europea (UE)”, explica la catedrática Maite Muniesa, del Grupo de Investigación de Microbiología de Aguas Relacionada con la Salud (MARS) de la Facultad de Biología, que colidera la participación de la UB en el proyecto junto a Laura Sala Comorera, investigadora Beatriu de Pinós de la UB.  En el consorcio también colaboran expertos del CEBAS-CSIC, FERTINAGRO NUTRIGENIA y FERTINAGRO BIOTECH S.L., empresa que lidera la iniciativa.

Una alternativa ecológica y segura

La Podredumbre negra afecta a vegetales crucíferos como el repollo, el brócoli y la coliflor, entre otros. Se trata de una enfermedad que se propaga rápidamente, marchitando las plantas. Por su parte, el Fuego bacteriano afecta a varias especies de la familia de las Rosáceas, incluidos árboles frutales, como perales, manzanos, membrillos y nísperos, así como otras plantas ornamentales y silvestres. “Es altamente contagioso y los daños causados son severos, especialmente en el peral, llegando incluso a provocar la muerte de la planta afectada en un corto periodo de tiempo”, detalla la investigadora.

Para el control de estas bacterias se usan con poco éxito especies vegetales o variedades menos susceptibles a estos patógenos, ya que los antibióticos están fuertemente regulados y los pesticidas a base de cobre han demostrado ser ineficaces y, además, tener un fuerte impacto negativo en los ecosistemas. En este contexto, los fagos aparecen como una prometedora e innovadora vía de control de estas bacterias. Se trata de virus que han evolucionado para reconocer, adherirse, infectar y replicarse en bacterias concretas.

Esta especificidad es una de las ventajas de estos microrganismos para controlar enfermedades provocadas por bacterias. “El uso de fagos como agentes de biocontrol es un enfoque innovador ya que, como consecuencia de su especificidad, no afectan a otros organismos beneficiosos para el suelo y las plantas, y son completamente inofensivos tanto para éstas, como para los humanos y otros animales”, explica Muniesa.

“Además, – añade la catedrática de la UB – no deja ningún tipo de residuo, por lo que es un producto totalmente ecológico”.

Otra de las ventajas de los fagos es su capacidad de autodosificación. “Mientras el fitopatógeno sensible al fago esté presente, los virus se multiplicarán, infectando y matando a su huésped bacteriano, pero una vez que el patógeno desaparece o se encuentra en concentraciones muy bajas, los fagos dejarán de propagarse, se volverán inactivos y finalmente desaparecerán”, detalla la investigadora.

Cócteles de fagos para aumentar la eficacia

El proyecto apuesta por el uso de cócteles de fagos para atacar a cada una de las bacterias objetivo. “Esta aproximación busca crear sinergias entre los fagos para incrementar la eficacia del cóctel y además dificultar la aparición de resistencias”, explica la investigadora.

Por otro lado, al contrario de lo que ocurre normalmente, los fagos pueden aplicarse, tanto de forma preventiva como de forma curativa, lo que facilita “un gran abanico de actuación frente a estas enfermedades”, subraya la Muniesa.

Consorcio interdisciplinar

Uno de los puntos destacados del proyecto, es el carácter interdisciplinar de los miembros del consorcio, ya que un proyecto de este tipo requiere de conocimientos y gran experiencia en áreas diversas: desde el aislamiento y caracterización de los fagos, al estudio de la eficacia y la capacidad de biocontrol de los mismos, así como la capacidad de transformación industrial de las materias primas y su traslación al mercado.

En este sentido, los investigadores de la UB serán los encargados de analizar en profundidad la patogenicidad y eficacia de los fagos seleccionados, utilizando un modelo con vegetales en laboratorio. Por su parte, el CEBAS-CSIC evaluará la eficacia de los fagos en las plantas. Y, por último, Fertinagro Biotech, además de coordinar el proyecto y ser el nexo entre los socios, será el encargado de realizar las pruebas de demostración de ausencia de fitotoxicidad de los fagos, el escalado y, junto a Fertinagro Nutrigenia, desarrollará la formulación de los productos finales ricos en fagos.

El proyecto, con referencia SCPP2300C010671XV0 y tres años de duración, espera desarrollar productos ricos en fagos para la lucha ecológica contra los fitopatógenos causantes del Fuego Bacteriano y la Podredumbre negra. Por ello, la Universidad de Barcelona ha obtenido una financiación de 218.415 euros en el marco de la línea de proyectos de colaboración público-privada, convocatoria 2023 financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación y FEDER.

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