“La sociedad debería ser más inclusiva y permitir que las personas mayores tengan más autonomía para decidir”
Entrevistamos a la Dra. Montserrat Celdrán, profesora del Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona.
Uno de los principales campos de investigación de la Dra. Celdrán es el envejecimiento, una etapa de la vida que abarca cambios profundos en distintos ámbitos: físicos, psicológicos y sociales. Conversamos sobre los riesgos, los peligros y las oportunidades que plantea esta etapa de la vida, y sobre cómo adoptar un enfoque interdisciplinario que transforme la forma en que la sociedad acompaña y garantiza los derechos de las personas mayores.
Cuando hablamos de envejecimiento, ¿exactamente, de qué estamos hablando?
Hablamos de una etapa de la vida que implica cambios mentales, físicos y sociales. A menudo, se ha visto el envejecimiento desde un punto de vista negativo: la pérdida física, la pérdida de la vida laboral activa, el acercamiento al final de vida, etcétera. Nosotros intentamos darle la vuelta, ya que pensamos que en esta etapa también se pueden producir ganancias en cuanto a cómo gestionamos las emociones o cómo nos relacionamos socialmente.
También es un premio llegar a estas etapas finales de la vida.
Exacto. Cuando vemos las estadísticas, observamos que ya no sólo envejecen Europa y Japón, sino que el mundo entero está envejeciendo. Esto es una ganancia. Que muchas personas puedan hacerse mayores significa que estamos haciendo bien las cosas a lo largo de la vida de estas personas. El reto que tenemos ahora es cómo vivimos esta etapa y qué calidad de vida damos a estas personas.
¿Qué se puede hacer para tener mayor calidad de vida cuando se llega a esta edad?
Creo que debe perderse un poco el miedo. Tenemos miedo a envejecer, y existe el peligro de llenarse la agenda de muchas actividades y de pensar que no se envejece porque se tiene un envejecimiento activo. Creo que hay que pensar cómo se quiere envejecer y planificar las cosas para cuando no vayan bien, como por ejemplo decidir cómo quieres que te cuiden si tienes una dependencia.
¿Cuáles son los principales factores que influyen en el proceso de envejecimiento?
Por un lado, influye todo lo que has hecho durante tu ciclo de vida: cómo te has cuidado, cómo has cuidado tu economía, las relaciones sociales, etcétera. Estos factores ayudan a tener un entorno facilitador de ese envejecimiento; por otro lado, sin embargo, esto no es suficiente; hay que seguir trabajando cuando te jubilas y planificar el envejecimiento y pensar: ¿qué quiero hacer? ¿Puedo ser emprendedor a los 75 años? ¿Quiero empezar una carrera? La sociedad debería ser más inclusiva y permitir que las personas mayores tengan mayor autonomía para decidir. Hay personas mayores que no tienen ningún tipo de problema, mientras otras necesitan una ayuda en este sentido, algún taller didáctico o un asesoramiento más personalizado.
¿Cuáles son las principales áreas de investigación en las que se ha centrado en relación con el envejecimiento?
Yo destacaría tres: por un lado, hemos hecho bastantes estudios sobre el rol de la persona mayor en la familia, un rol que muchas veces queda invisibilizado. Se da por hecho que los abuelos cuidarán a los nietos, y que esto supone un rol placentero para ellos, pero a menudo no es así. Los abuelos quizás disfrutarían de los nietos si los cuidaran cinco horas a la semana, pero quizás son veinte. Y no pueden escoger, porque los hijos marcan los días y las horas en que deben hacerlo. Entonces, en la investigación que estamos haciendo vemos que éste puede ser un rol que esclaviza mucho a la gente mayor.
¿Y el resto de áreas?
La segunda área a destacar tiene que ver con la comunidad y con la visibilización de las personas mayores como un activo en la sociedad. Muchas de estas personas practican el voluntariado y son un activo trascendental para la comunidad: hacen asociacionismo, forman parte de sindicatos, participan en movimientos sociales, etcétera. Contribuyen a que la sociedad sea mejor.
Y, por último, nos centramos en los derechos de las personas mayores. Hemos escrito sobre el edadismo y sobre cómo detectar la discriminación por edad a través del lenguaje. También hemos hecho investigación –que después se ha traducido en proyectos de formación en residencias– relacionada con las necesidades afectivas y sexuales de las personas mayores.
Según qué mensajes de la sociedad repercuten en una disminución de la autoestima.
Una de las partes negativas del envejecimiento es que la persona mayor se lo crea, que se crea que lo que le toca por la edad es estar sola, tener un dolor crónico… Cuando esto sucede, cuesta cambiar los patrones cognitivos, porque la persona se ha resignado. Debemos cambiar esa mirada y decir: “Tienes esa edad, pero yo quiero acompañarte en este proceso y quiero intentar que no pierdas calidad de vida”. Esto es cambiar totalmente el paradigma de cómo acompañamos en la salud de las personas.
En la actualidad, ¿tiene algún proyecto de investigación en marcha?
Con el apoyo de la Fundación Bosch i Gimpera, actualmente estamos colaborando con la Fundació Salut Mental Catalunya para elaborar un estudio sobre personas de más de 55 años que hayan tenido una historia problemática de salud mental y ver cómo afrontan su envejecimiento y si se sienten discriminadas. También queremos analizar a personas mayores sin problemas de salud mental que tienen algún hijo o familiar con algún problema de salud mental. A menudo a este familiar le preocupa su envejecimiento, no tanto por él, sino por lo que le pueda ocurrir a esa persona cuando él no esté.
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