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Josep Lluís Carrion «El Covid-19 no entiende de clases económicas, pero su transmisión sí»

El Dr. Josep Lluís Carrion-i-Silvestre es el director del Grupo de Análisis Cuantitativo Regional (AQR), un grupo de investigación en el entorno de la economía aplicada de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Durante la pandemia del Covid-19 el grupo ha analizado los efectos de distintos factores locales en la propagación del virus.

¿Cuáles son las actividades de transferencia a las que se dedica el AQR?

En el AQR trabajamos temas de análisis económico aplicado. Por un lado tenemos la parte de investigación más básica y orientada al mundo académico, y por otro lado tenemos la parte de transferencia, que es la que tenemos organizada como AQR Lab. Ambos entornos se comunican, porque las personas son las mismas, y lo que hacemos es aprender técnicas y desarrollos que luego utilizamos para la transferencia.

En el AQR Lab intentamos hacer análisis que sean de interés para instituciones como la Generalitat de Catalunya, el Instituto de Estadística de Catalunya, los ayuntamientos, las diputaciones, las cámaras de comercio… Los ámbitos están enfocados, generalmente, al ámbito local y regional del entorno de Catalunya, y la tipología de los proyectos es muy variada, ya que giran en torno a temas tan diversos como un análisis sobre el estado del mercado de trabajo y el efecto de la inmigración o la discriminación salarial; las desigualdades en los salarios, el nivel de renta o el nivel educativo, o la actividad turística en el ámbito catalán, entre otros. También hacemos predicciones para entidades como la Cámara de Comercio de Barcelona o el Departamento de Economía de la Generalitat de Catalunya, que a veces nos piden apoyo en este sentido.

¿Qué les ha impulsado a hacer el estudio sobre los efectos de distintos factores locales en la propagación del Covid-19 en Catalunya?

Vimos que había investigadores de distintos ámbitos haciendo investigación para intentar cuantificar los efectos o hacer el seguimiento de la epidemia, y entonces nos planteamos qué podíamos hacer nosotros como economistas. Tras de un proceso de debate y reflexión, decidimos que sería posible aplicar el tipo de análisis que hacemos en economía para cuantificar, en este caso, la propagación del Covid-19. Se propuso dentro del grupo como un proyecto totalmente altruista. La idea era ir sumando pequeños esfuerzos de cada uno para recopilar información estadística, consultar bibliografía, procesar documentación…, y de forma colaborativa ir avanzando en este sentido. Queríamos hacer unos análisis en formato de píldora sobre los diferentes estudios, de manera que pudieran divulgarse fácilmente.

Cada uno de nosotros ha ido contribuyendo en lo que le ha parecido más cómodo. A medida que hemos ido leyendo trabajos académicos de otras epidemias anteriores –como la gripe aviar, el SARS o la gripe española de principios del siglo XX–, hemos visto cuáles podían ser los principales determinantes que hacen que el Covid-19 se propague más en un país o en un entorno geográfico determinados. Tratábamos de responder a preguntas del tipo “¿A quién afecta más el Covid-19? ¿De qué depende?…”. Hay que suponer que cuanto más densidad de población hay en un territorio, más contactos hay entre la gente y por tanto también más posibilidades de que haya transmisión. Hay que suponer también que, cuanto más oferta de transporte público hay, más gente lo utiliza, entra más en contacto con otras personas y, por tanto, hay más probabilidad de propagación de la enfermedad. Son hipótesis que desde un punto de vista no académico tienen lógica, pero que después hay que cuantificar y corroborar con los datos desde un punto de vista académico.

¿Cómo ha sido la propagación del Covid-19 entre los distintos grupos sociales y/o económicos de la población catalana?

La enfermedad no entiende de clases económicas, pero su propagación sí. Es decir, el hecho de que afecte o no, obviamente, no entiende de clases económicas, porque todo el mundo es susceptible de infectarse, pero la transmisión podríamos decir que sí depende de ellas. La población que vive en una zona densamente poblada, donde es difícil mantener el distanciamiento físico y por tanto hay más posibilidad de transmisión, tiene más posibilidades de infectarse. Y si encima a ello le añades que tienen que coger el transporte público, pues aún se activan más canales por los que la enfermedad puede afectar a determinados sectores de la población. Si a esta población la ubicáramos en una zona menos poblada urbanísticamente, obviamente el riesgo de contagio disminuiría. Por tanto, la enfermedad no entiende de clases sociales pero su transmisión sí, ya que la velocidad a la que se propaga es diferente.

También influyen las condiciones meteorológicas: más temperatura y más humedad hacen que sea más difícil la propagación; y también se ha visto que los niveles de contaminación importan: a menos contaminación, menos propagación. Éstas serían de momento tres ideas claras que pueden ayudar a planificar la contención del virus o el desconfinamiento. Las zonas más densamente pobladas y con más privación económica tienen que estar más vigiladas, porque será posiblemente donde, si hay un rebrote, se produzca una afectación. También cabe esperar que cuando suba la temperatura la propagación baje un poco. Y si mantenemos los niveles de contaminación bajos, esto también ayudará a evitar que se propague la enfermedad. Con el cálculo de estos indicadores también hemos visto que el Covid-19 se ha propagado con diferente intensidad y a diferente velocidad en distintos puntos del territorio, y esto también debe tenerse en cuenta de cara a planificar la desescalada del confinamiento.

¿Cuáles han sido los factores que más le han sorprendido sobre la propagación del virus? 

Hemos constatado cosas que ya eran previsibles, pero a mí personalmente lo que me ha sorprendido más es el hecho de que tener más transporte público y que la gente lo utilice es un efecto propagador. Aunque también era esperable. Antes de la pandemia los gobiernos implementaban políticas para fomentar el uso del transporte público en detrimento del transporte privado. Parece que, en este caso, esto tiene un efecto negativo en la transmisión del virus. Por tanto, es muy importante que, en caso de que deba utilizarse el transporte público, se mantengan las distancias con los demás usuarios, se garantice una ocupación máxima de un tercio de su aforo total, etc.

¿De qué manera pueden ayudar estos estudios tanto a la sociedad como a la administración pública? 

Hay mucha más gente que está trabajando en este tipo de investigaciones, tanto dentro de la propia Facultad de Economía y Empresa de la UB como en otras universidades. De lo que se trata es de ver si entre todos conseguimos obtener una imagen cuantitativa a partir de la cual el Gobierno pueda extraer pistas para poder diseñar políticas sociales y económicas. La idea es ver –por ejemplo, a la hora de planificar el desconfinamiento de las regiones– cuáles podrían ser las áreas que deben ser desconfinadas y a qué velocidad y con qué ritmo.

Es preciso que el Gobierno tenga en cuenta todo tipo de condicionantes a la hora de planificar cómo hacer esta desescalada, dónde puede haber posibles focos de rebrote futuros de la epidemia y, finalmente, qué efectos tendrá esto sobre la desigualdad social y sobre la economía.

¿Cuál es la importancia de la transferencia de conocimiento?

En nuestro caso creo que es muy importante, porque ayuda a tomar decisiones de manera más rigurosa. Al final las decisiones que toman las administraciones con relación a las políticas económicas o sociales deben estar sustentadas en análisis rigurosos y no en creencias. La transferencia de conocimiento, en nuestro caso, sirve para reducir la incertidumbre en la toma de decisiones por parte de las instituciones y de las empresas en general. Habrá que cuantificar los efectos que tendrá el Covid-19 sobre distintos sectores económicos, habrá que pensar en políticas concretas para hacerle frente y, posteriormente, habrá que evaluar estas políticas.

El mejor invento o avance de la historia

Hay un avance que tiene dos consecuencias más: la escritura, que es la manera que tenemos de conservar los conocimientos. Como consecuencia surge la imprenta, que es el vehículo para llegar finalmente a la educación, que creo que es el avance socioeconómico más importante.

Un avance del futuro que le dé miedo

Me da miedo la no-sostenibilidad de la acción humana en el planeta y todas sus dimensiones: el cambio climático, conflictos armados, etc.

¿Qué le gustaría ver en un futuro?

Que seamos capaces de entender que tenemos que vivir en armonía a escala global, porque si no, no habrá avances.

La FBG es…

…una institución que ayuda a la transferencia del conocimiento de la Universidad de Barcelona. Mi opinión personal es que esto se ve más claramente en el ámbito de las ciencias experimentales que en el ámbito de las ciencias sociales. Sin embargo, es una plataforma para contactar con instituciones y empresas que nos permite difundir y transferir los conocimientos a la sociedad.

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