Casos de éxito

Mario Montes «Hay menos de diez empresas en el mundo que fabriquen pinzas ópticas, y nosotros somos una»

Mario Montes es cofundador de Impetux, una spin-off surgida de la Universidad de Barcelona. La spin-off es una de las pocas empresas que se dedica a la fabricación de pinzas ópticas, una tecnología que le ha valido el premio Nobel de física a Arthur Ashkin y que promete revolucionar el campo de la biología celular.

¿Qué aplicaciones tienen las pinzas ópticas?

Las pinzas ópticas tienen varios campos de aplicación. Uno de estos campos es la física, pero lo realmente revolucionario son las aplicaciones en biología, que es por lo que le han dado el premio Nobel a Arthur Ashkin. En biología hay varios campos en los que se puede aplicar; uno de los más importantes es la llamada “molécula individual” o “single molecule”, que permite coger las moléculas individualmente y estirarlas una a una, para ver las diferencias que hay entre ellas. Esto es muy importante para entender cosas como el pliegue de las proteínas, que puede dar origen a enfermedades como el Alzheimer. Este campo permite coger la proteína y estirarla para ver cómo se pliega y se despliega con el objetivo de intentar entender esa dinámica con herramientas que hasta ahora no existían. Este campo de la molécula individual es muy importante, pero nosotros no nos dedicamos a esto.

¿Y a qué se dedica Impetux?

Las propiedades mecánicas del sustrato tienen una importancia enorme en muchas cosas importantes para la célula: en la diferenciación, en la migración y en cosas como el hecho de que puedan volverse cancerosas. Nosotros nos dedicamos precisamente a producir tecnología para estudiar esas propiedades mecánicas de las células que se utiliza en biología celular, biología de tejidos, biología del desarrollo, embriones, ingeniería de tejidos…, este tipo de cosas. Es para este tipo de aplicaciones para los que nuestra tecnología es quizás la mejor del mundo. Para aplicaciones en “molécula individual” hay otras empresas con las que no queremos competir.

Simplemente con luz, las pinzas son capaces de hacer fuerza mecánica y atrapar cosas en el mundo microscópico. Ello permite capturar, por ejemplo, una célula que está flotando y moverla. Pero también posibilita entrar dentro de la célula y atrapar cosas que hay dentro de ella y moverlas, tirar de ellas, ver si están muy o poco agarradas… Además, esta técnica permite también medir las fuerzas, lo que la convierte también en un sistema de experimentación, y ahí es donde Impetux es fuerte. Tenemos un sistema de medición de micromecánica cuyas aplicaciones son mucho más importantes. Las patentes iniciales de la empresa son en sistemas de medida de fuerza, con unas ventajas muy grandes respecto a los que había hasta ahora. Nosotros aplicamos sistemas de medida de fuerza, pero también fabricamos todo el sistema de módulo y de aplicación óptica y todo un sistema integrado destinado a hacer estos experimentos en biología celular. La base del sistema es un microscopio de investigación, para el cual nosotros creamos accesorios: la electrónica del sistema de atrapamiento, el medidor de fuerza y el software del PC que permite atrapar y mover células y hacer medidas. Esto permite después estudiar las células mediante unos sistemas físicos que antes no se podían estudiar de esta manera.

Hay menos de diez empresas en el mundo que fabriquen pinzas ópticas, y nosotros somos una.

¿En qué proyectos trabaja actualmente Impetux?

Lo que estamos investigando, en colaboración con otros centros, es que la tecnología nos permita medir el interior de cosas más gruesas. Una célula al final es adherente, plana, tiene pocas micras de grosor… y lo que queremos es ser capaces de medir incluso en tejidos, en muchas capas celulares. De esta manera las aplicaciones se multiplicarían. Son magnitudes que los investigadores desean medir pero no disponen de ninguna herramienta para ello. Creemos que nuestra tecnología funciona, pero tenemos que probarla en sistemas mucho más gruesos, en los que la luz sufre mucha más dispersión para penetrar en capas más profundas. El tipo de aplicaciones y el tipo de mercado serán mucho más amplios de los que tenemos ahora. Además, nadie más dispone de una tecnología capaz de hacer esas mediciones. Trabajamos actualmente en esa dirección; para hacer que los sistemas sean más sencillos a fin de poder venderlos al mundo biológico que no tiene formación en física, y trabajamos también en aplicaciones en las que otros fabricantes no tienen la tecnología.

¿Qué supone para Impetux que un proyecto sobre pinzas ópticas haya ganado el premio Nobel de física 2018?

El propio comité del Nobel dice que es una aplicación de ciencia ficción. Y es verdad, parece ciencia ficción poder manipular con luz cosas a esta escala y medir este tipo de fuerzas, de manera que todavía hay muy pocos laboratorios en el mundo que la utilicen. Es todavía una ciencia de élite, y al común de los mortales todavía no le ha llegado. El mercado actual es pequeño y específico, y un gran volumen de biólogos todavía no conoce la técnica o no se atreve a utilizarla. Hay un mercado mucho más grande en el que la tecnología todavía no ha calado. Nosotros pensamos que nuestra tecnología tiene potencial para llegar a un conjunto mucho más grande de investigadores, y esperamos que con el premio Nobel la gente se plantee qué tipo de cosas puede hacer con ella.

¿En qué momento se encuentra la spin-off?

Hemos vendido bastante en Estados Unidos y Alemania, y también en Gran Bretaña y en Asia. En España hemos vendido una al IBEC, que la tiene ya desde hace un año en el grupo de investigación del Dr. Pere Roca-Cusach, que es conocido por la investigación en la mecánica del cáncer. Ahora esperamos cerrar un par de ventas en España también, y esperamos que el año que viene crezcan.

Ha sido muy duro, porque la empresa se creó en 2012, hemos cumplido seis años y en todo este tiempo hemos estado creando los productos, orientándolos correctamente, conociendo el mercado, comenzando a vender… Ahora estamos llevando a cabo una serie de acciones comerciales a mayor escala para generar ventas sostenidas, pero llegar hasta aquí nos ha costado seis años, y no ha sido nada fácil. Esperamos poder estabilizarnos el año que viene, es decir, no perder ni ganar dinero, y luego comenzar a obtener beneficios.

¿Qué importancia tiene la creación de spin-offs dentro de la universidad?

Tiene mucha importancia. La transferencia es la tercera misión de la universidad: docencia, investigación y transferencia. En la práctica, el problema es que la transferencia no se valora igual que la docencia y la investigación. Cuando a mí me preguntan si me ha merecido la pena haber creado esta empresa, no sé qué contestar, me lo tendría que pensar bastante. Pero estoy convencidísimo de que es muy importante. De hecho, nosotros de todo lo que hacemos en investigación que creemos que tiene valor comercial hacemos una patente, porque pensamos que es una tontería regalar cosas que se han pagado con fondos públicos. Si una investigación tiene valor comercial, publicarla sin protegerla hace que se aprovechen de ella países más desarrollados o empresas que ya ganan mucho dinero. Una vez la proteges hay que hacer el esfuerzo de intentar transferirla; lo que ocurre, sin embargo, es que nos hemos dado cuenta de que es difícil licenciar una patente que tienes sin todo el know-how que hay detrás. Es lo que nos pasó con Impetux: teníamos una tecnología con valor comercial, hicimos la patente e intentamos licenciarla, pero no pudimos y al final tuvimos que crear nosotros mismos la empresa. Montar una empresa es muy duro, porque te juegas tu patrimonio y, como profesor de universidad, tampoco está muy bien valorado. Todo lo que dedicas a la creación de una spin-off y que no dedicas a la elaboración de papers perjudica de alguna manera tu carrera científica. Pero bueno, a mí me gusta esto y no me importa demasiado.


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