Elena Lauroba «Hemos conseguido que la gente viva más, pero no necesariamente que viva mejor»
La Dra. Elena Lauroba, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona, forma parte del estudio “Hacia un envejecimiento activo y bienestar centrado en la ciudadanía”. El proyecto, subvencionado a través del EIT Health, pretende garantizar la autonomía de las personas de la tercera edad a través de métodos de formación dirigidos a los profesionales del ámbito del cuidado de las personas mayores.
¿De qué trata el proyecto?
Es un proyecto con vocación formativa que va ligado al envejecimiento activo, a enseñar cómo se pueden mejorar las relaciones con las personas de la tercera edad. Nos hemos centrado en los profesionales de la salud que tienen que enfrentarse al cuidado de personas mayores, que tienen unos conocimientos espléndidos pero siempre muy limitados. Comenzamos a desarrollar nuestro programa de actuaciones en 2017, y ahora estamos esperando que nos aprueben el de 2019.
El primer año lo que hicimos fue formación en cuatro colegios profesionales: el de psicólogos, el de pedagogos, el de enfermeras y el de abogados. Estos profesionales lo que recibían como formación era una sesión de cada una de las otras disciplinas. En el verano de 2017 también hicimos una Summer Academy en el Palau Macaya.
Este año lo que estamos haciendo es centrarnos en las necesidades de cada persona en particular. Para conocer los intereses de cada persona estamos probando con las ‘historias de vida’ de cada uno. La Universidad de Newcastle, que es uno de nuestros socios, está trabajando en esto como foco de investigación. En Inglaterra fueron pioneros en fijarse en que no se estaba escuchando a los mayores a partir de un médico que explicaba una situación médica vivida con su madre. Todo fue estupendo, pero al cabo de unos días la madre le dijo que fueron los peores días de su vida. Aquella disfunción absoluta entre una cosa y otra hizo que empezaran a investigar que, de algún modo, a los mayores los infantilizamos y silenciamos. Así que hay que recuperar su voz, porque eso será un elemento para que continúen activos. Y es muy importante que continúen activos –de hecho, es una prioridad de la Unión Europea–, porque es lo que los hace ciudadanos.
¿Qué mejoras puede aportar el estudio?
Lo que queremos es dotar de herramientas a los profesionales que trabajan con la tercera edad, que dicen que no las tienen y que además nos hemos percatado de que están muy solos. La Summer Academy del año pasado gustó muchísimo. Cuando vimos las opiniones tan positivas al respecto nos dimos cuenta de que no era solo por lo que aprendían, sino también porque les hacía sentirse menos solos en su trabajo. El pensar que tenían algo que podían ofrecer, ya no únicamente a los enfermos, sino también con respecto a las condiciones de trabajo y a nivel de grupo, los empoderaba.
El objetivo final siempre es que las personas tengan un envejecimiento mejor y que estén mejor atendidas, y para ello lo que hacemos es crear esta red de profesionales más satisfechos.
Si nos centramos en los usuarios, uno de los problemas es que, aunque entiendan lo que un médico les está explicando, no se atrevan a decir que no les gusta o que tuvieron una mala experiencia, que crean que no pueden opinar. Queremos que ellos sean también actores en la construcción de su tratamiento o evolución. Porque, ¿qué es lo que nos define como seres humanos? El lenguaje. ¿Y a partir de qué momento nos convertimos en mudos? Quizás a partir de los 70. “Calla, papá, ya lo hago yo”. Ahora se está viendo que esa obsesión de que todas las personas mayores que están en una residencia tengan que levantarse a las 8 es un error… Quizás lo adecuado es que unos cuantos se levanten a las 10 si lo prefieren. Y que no todos coman a las 13.15 horas, sino que se articulen algunos mecanismos de autonomía que les permitan comer entre las 13.00 y las 15.00 horas.
Hay que escuchar, atender y actuar en consecuencia. Y esto garantiza gente más sana, y gente más sana también es gente que gasta menos en sanidad. Los gastos en sanidad se disparan de una manera brutal a partir de los 70-80 años; por tanto, hemos conseguido que la gente viva más, pero no necesariamente que la gente viva mejor. ¿Hasta qué punto estamos alargando determinadas cosas? Esto es lo que tenemos que escuchar.
¿Quiénes son sus colaboradores?
En el proyecto trabajamos conjuntamente con la Universidad de Lovaina y con la Universidad de Newcastle, que tiene un programa que se llama Voices en el que trabajan a través de reuniones de grupo o focus groups. También trabajamos con la Universidad de Copenhague, con la Universidad de Róterdam, con la asociación francesa iSENIOR, que intenta que las personas de la tercera edad sean activas para que no se autoexcluyan de las TIC, y con ACNEA, una aseguradora.
A partir de la experiencia del año pasado nos dimos cuenta de hasta qué punto es valiosa la enseñanza en cascada. Los profesionales que hicieron la formación se sentían más seguros para compartir después lo que habían aprendido de una forma beneficiosa para todos. Entonces hemos entrado en contacto con el ICE y hemos recibido una acogida sensacional. En estos momentos están diseñando el producto que queremos ofrecer en noviembre a los profesionales de la salud. Será una formación basada en una metodología, no en un contenido concreto. Qué tipo de escucha hacer, qué tipo de actividad puedes hacer, cómo compartirlo… Es lo que se denomina metodología de la transmisión.
¿Cómo han evolucionado los derechos de las personas mayores en los últimos años?
Yo quiero pensar que han ido a mejor, en el sentido de que somos conscientes de que existen, aunque también es cierto que la fragmentación de la familia ha afectado negativamente. Antes estaba muy claro que en una casa convivía una familia extensa con una pluralidad de generaciones que hoy es inviable. La transformación de la familia comporta a su vez que la tercera edad adquiera una nueva dimensión. Tenemos que confiar en que las nuevas tecnologías tendrán un papel importante para facilitar la vida a las personas mayores. En el futuro es posible que existan impresoras 3D sencillísimas que, pulsando solo un botón, ofrezcan la dosis de medicación correspondiente a cada día. Ya hay experiencias en este sentido con robots cuidadores, que aún están en fases muy iniciales pero que quizás en un plazo de quince años sean una realidad; o que haya drones que puedan, por ejemplo, bajar la basura de las casas de personas con problemas de movilidad. Todo este tipo de cosas.
¿Qué importancia tiene la transferencia de conocimiento?
Nosotros estamos obsesionados con la transferencia de conocimiento. Tenemos una interlocución constante con los colegios profesionales y con las administraciones, porque nos pareció que sería útil desde el primer momento. Quiero pensar que el año que viene algunos ayuntamientos se implicarán más en el proyecto. A medida que se lo estamos explicando, les está gustando tanto que están diciendo que el año que viene quieren hacer algo. Este año como última actividad hacemos una Winter Academy, y tenemos la voluntad de que asistan técnicos de ayuntamientos para que hagan la cadena de comunicación y lo vayan explicando y utilizando.
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La FBG es… un colaborador que debería ser muy próximo, pero que a veces vemos demasiado lejano. Tenemos una serie de fisuras de comunicación y de entendimiento, pero no falta de voluntad, porque la gente es espléndida.