Cristina Malagelada «Podemos saber cuándo y con qué severidad sufrirá discinesia un paciente de Parkinson»
El grupo de investigación liderado por la Dra. Cristina Malagelada, del Departamento de Biomedicina de la Facultad de Medicina de la UB, ha desarrollado un método para prever de qué manera afectará la discinesia a cada enfermo de Parkinson. El grupo ha recibido recientemente una ayuda VALUNI (VALUNI16-1-0057) otorgada por ACCIÓ, de la Generalitat de Catalunya, para la comercialización vía licencia de la patente de esta tecnología. La Dra. Malagelada presentará esta tecnología en el marco del XVI Encuentro de Cooperación Farma-Biotech (Farmaindustria), que tendrá lugar este mes de noviembre.
¿Qué particularidad tiene vuestra investigación sobre el Parkinson?
Desde 1960, el medicamento principal que se da a una persona con Parkinson es la L-DOPA. Hay pacientes a los que les va muy bien, pero también hay otros a los que les deja de hacer efecto y además les provoca unos temblores llamados discinesia que pueden ser muy invalidantes. Nadie sabe la severidad con la que se mostrará la discinesia ni tampoco cuándo comenzará una vez iniciado el tratamiento.
A través de una vía de señalización de 64 genes, nosotros miramos si los pacientes que sufrían discinesia se podían diferenciar con unas pequeñas marcas génicas. Hicimos diferentes estudios con más de 1.400 pacientes durante dos años y concluimos que los pacientes que sufrían la discinesia antes y de manera más severa se podían diferenciar por unas pequeñas marcas específicas. Ahora queremos intentar que el estudio se convierta en un método de diagnóstico; así, si a una persona la diagnostican Parkinson, antes de comenzar con la medicación le haríamos un análisis genético (con sangre o con saliva) para sacar el ADN y mirar si comenzará a sufrir discinesia antes o después. Ahora mismo no hay prácticamente alternativa a la terapia con L-DOPA, de ahí la importancia de este test.
¿Qué beneficios aportaría a los pacientes?
La discinesia provoca movimientos involuntarios y muy violentos, distintos de los que provoca el Parkinson, y que impiden a la gente hacer vida normal. El problema es que con todos estos movimientos las personas afectadas gastan mucha energía, y esto les provoca una pérdida de peso importante, una calidad de vida peor… Una vez se comienza con la discinesia difícilmente hay vuelta atrás.
Con este método de análisis podemos estratificar los pacientes, de modo que a aquellos que tengan más riesgo de sufrir la discinesia antes y con más severidad podemos empezar a tratarlos más tarde con L-DOPA o combinarla con agonistas dopaminérgicos.
¿En qué momento se encuentra el método?
Ahora mismo queremos encontrar una empresa para licenciar el método y validar la técnica. El método ha funcionado con la población que viene al Hospital Clínic, pero tenemos que ver si funciona con otras poblaciones, ya que la afluencia de los marcadores puede variar según los antecedentes genéticos de los pacientes. Nuestras expectativas respecto al contacto con empresas son algo inciertas, ya que con la crisis las empresas quieren apostar sólo a caballo ganador. Sin embargo, nosotros creemos que puede ser interesante para empresas de diagnóstico o biotecnológicas que tengan medicamentos para las discinesias, ya que también sería una muy buena manera de estratificar bien los pacientes y de acotar bien las dosis que se les administran.
¿Cree que se encontrará una cura para el Parkinson algún día?
Creo que será más fácil prevenir la enfermedad que curarla. Una vez diagnosticada la enfermedad, al paciente le faltan un 70% de neuronas dopaminérgicas. Sustituir o reemplazar estas neuronas es muy complicado, porque la enfermedad no es sólo de las células sino también del ambiente. Si no se resuelve primero cuál es la causa o las múltiples causas, es complicado llegar a una cura.
¿Cuál es la importancia de la transferencia de conocimiento?
La transferencia de conocimiento es casi un deber que los investigadores tenemos hacia la sociedad. Nos pasamos la vida encerrados en un laboratorio donde parece que sólo hacemos cosas raras, y por tanto conseguir que se aplique un descubrimiento es nuestro retorno a la sociedad. Si este método pudiera, en el caso más optimista, mejorar la vida de esta gente, yo estaría muy contenta a nivel personal.
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