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Magda Polo «Creemos que podemos aportar herramientas a través del arte para reforzar las terapias de identidad de género»

Hasta ahora el contacto que la Dra. Magda Polo, de la Facultad de Geografía e Historia, había tenido con la transferencia de conocimiento siempre había estado ligado al ocio y la cultura. Ahora, sin embargo, tiene un proyecto que conecta las humanidades y la ciencia para mejorar la salud en el colectivo transgénero.

¿De qué trata su investigación?

Yo me especialicé en estética, en teoría de las artes y, concretamente, en filosofía de la música, y me centré en el romanticismo alemán y en todo lo que era la música contemporánea. Tuve la ocasión de participar en un máster de musicoterapia, y allí entré en contacto con todo lo que es el sector de la salud y las implicaciones que tiene la música en el organismo, en el estado de ánimo, etc. Dando vueltas al concepto de las aplicaciones de la música en el ámbito de la salud, me encontré con toda una serie de personas que estaban trabajando en el tema del transgénero, e intentamos ver si los profesionales del ámbito de la salud que trabajan temas de disfunciones en identidad de género tenían algún tipo de recurso, y si nosotros como grupo podríamos crear algún tipo de herramienta adicional que les ayudara a sacar adelante algunas de sus terapias. Detecté aquí un vacío, y con este grupo de personas hablamos de crear algún tipo de recurso validado por los profesionales de la salud que pudiera ayudarles a la hora de hacer terapia. También con el objetivo de ayudar a los propios pacientes que puedan recibir toda una serie de informaciones provenientes del ámbito del arte a que se den cuenta de que no se trata de una patología, sino que sencillamente es cuestión de aceptar una serie de cosas que nuestra sociedad todavía quizás no tiene del todo claras.

Yo soy la investigadora principal de este grupo, y luego está Ester Gómez, doctora en psiquiatría especialista en cuestiones de género y transgénero que pertenece al Hospital Clínico; también está la Dra. Sílvia Rosés, que pertenece al BAU, centro de diseño adscrito a la Universidad de Vic, y que ha iniciado allí una línea de género identificado con el tema de la moda; está la Dra. Paloma González, que está especializada en ciencias de la comunicación y que trabaja sobre todo con el cine, y luego está María Moreno, que ha sido una doctoranda mía especializada en el arte contemporáneo y sobre todo lo que serían las disidencias sexuales.

¿Cuál es el objetivo del proyecto?

Nosotros creemos que desde el ámbito de las humanidades, y concretamente desde el ámbito del arte, podemos aportar unas herramientas que puedan reforzar la terapia que hacen médicos, psiquiatras y psicólogos. Por tanto, nuestro objetivo sería aportar a la misma un refuerzo y una herramienta adicional. Además, desde hace un par de meses ha salido todo esto a la luz, por ejemplo con el cantante Sam Smith, que ha dicho que es de género no binario. Son cuestiones que están aflorando mucho en nuestra sociedad, pero la gente está muy desorientada, es difícil de entender; por tanto, nosotros creemos que quizá explicándolo desde una visión artística será más fácil de entender también para llegar a la sociedad en general.

¿Cómo pueden ayudar las artes a la gente?

Nosotros trabajamos las artes en el sentido más amplio: las artes plásticas, la música, el cine, la moda… Creemos mucho en la interdisciplinariedad artística y, además, el público es mucho más receptivo a un enfoque interdisciplinario que si partes únicamente de una solo lenguaje artístico. Localizaremos a todos los agentes artísticos que han manifestado el problema de no identificarse con uno de los géneros binarios, o incluso con alguna identidad sexual específica, a fin y efecto de que el paciente no se encuentre solo ante esta problemática. También con el objetivo de que los profesionales de la salud cuenten con otras herramientas que no sean sólo terapias cognitivas, psicoanalíticas… convencer al otro de que no se trata de una problemática sino que es algo que hay que vivir con normalidad. También buscaremos referentes artísticos que se consideran transgénero y obras que centren su temática en el transgénero, como por ejemplo Diana G. Torres, Itziar Ocariz, Abel Azcona….

Desde el punto de vista teórico nos basamos principalmente en Judith Butler, en todo lo que ella planteó desde el postestructuralismo en El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad o Cuerpos que importan. El límite discursivo del sexo, que datan la primera de 1990 y la segunda de 1993 y en las que desde esta filosofía Judith Butler sienta las bases de lo que sería un recuestionamiento del género, el sexo y la orientación sexual. Todo ello con la ayuda de las reflexiones de Paul B. y Olga Viñuales.

¿Cómo mostrarían los distintos tipos de obras?

Si se trata de una performance la visionaríamos y explicaríamos a los pacientes cuál es realmente la voluntad del artista en aquella acción para que puedan entender cómo alguien no se siente identificado con un género específico y cómo lo exterioriza. En el caso de la música se trataría de que vieran que hay creadores que ellos mismos afirman que son de género no binario, para que los pacientes puedan descubrir algún elemento identificativo de esta no-binaridad. Mediante las artes plásticas nos referiríamos a pintores que también se hayan definido como transgénero y analizaríamos las obras que han hecho, o abordaríamos temáticas tangenciales. En el caso del cine, finalmente, es mucho más fácil, porque hay películas que lo revelan muy bien; por ejemplo, muy recientemente he visto una película que me ha fascinado y que recomendaría, es El retrato de una mujer en llamas, un film sobre una relación de no-dominación y totalmente igualitaria entre dos mujeres (una pintora y la mujer que debe ser retratada) en el siglo XVIII. Hay escenas que pueden ser muy sobrecogedoras, pero que a la vez te pueden ayudar a sacarte ese peso, este prejuicio que la sociedad a veces ha impuesto respecto a estas cuestiones.

¿Cuál es la importancia de la transferencia de conocimiento dentro del ámbito de las Humanidades?

Los investigadores que forman parte del ámbito de las Humanidades tenemos que ser muy conscientes de que mucha de nuestra investigación es perfectamente transferible. Tenemos que huir de la estigmatización de que solo los investigadores del ámbito de las Ciencias están en contacto con la sociedad, eso no es cierto. Desde la Filosofía y el Arte, que son mis ámbitos de estudio, puedo mejorar determinados aspectos de la sociedad. La transferencia trata de aportar el conocimiento de un especialista del cual la sociedad se puede beneficiar. Por lo tanto, no creo que haya ámbitos de las Ciencias Sociales y de las Humanidades que no sean susceptibles de ser transferidos. Siempre he sido una investigadora que ha hecho transferencia de conocimiento porque siempre tiene que existir una parte de generosidad por parte del investigador respecto a la sociedad. Uno no se puede quedar cerrado en un archivo, un museo o una biblioteca. Seguro que hay una salida aplicable a procesos de mejora a partir del descubrimiento de una serie de hipótesis que conduzcan a unas teorías. Para mí la transferencia es compartir conocimiento. Personalmente, me gustaría que la gente confiara en el hecho de que las Humanidades y las Ciencias pueden encontrar puentes de comunicación aunque tengan metodologías muy diferentes. Se deben poder encontrar puntos en común, y no solo en la transferencia, si no también creando vínculos entre los investigadores sin la etiqueta de si vienen de un ámbito o de otro. Esto es lo que, de alguna manera, pretendemos manifestar a través del proyecto.

Más sobre Magda Polo

Un referente

Ludwig Wittgenstein, uno de los filósofos más importantes del siglo xx.

Qué le gustaría ver en un futuro

Que el ser humano encuentre la armonía con la naturaleza.

El avance del futuro que más miedo le dé

Que se inventen armas cada vez más sutiles y perfeccionadas para destruirnos los unos a los otros.

La FBG es…

…quien debe mediar entre la Universidad, los profesionales que trabajamos en ella y las empresas o instituciones. Es decir, la Universidad como institución debe tener una fundación que vele por que todo lo que sea susceptible de ser potenciado y que a veces no encuentra su camino. Por tanto, para mí la FBG es actualmente una posibilidad de esperanza que me dé alas para volar y para llegar allí donde yo y mi equipo quizá no podríamos llegar.

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