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Ana I. Fernández «Necesitamos más mujeres que sean un referente; a Marie Curie la tenemos un poco gastada ya»

En un mundo de hombres, como lo es el de la industria de los nuevos materiales, Ana Inés Fernández sobresale dentro del Centro de Diseño y Optimización de Procesos y Materiales (DIOPMA) de la Facultad de Química. Este grupo de investigación de la Universidad de Barcelona hace 25 años que trabaja en la búsqueda de nuevos materiales y para dar una segunda vida a materiales en desuso.

¿Qué pasa con las mujeres en la rama de la ciencia y la tecnología?

Las mujeres tienen muchas cosas por hacer en este ámbito; hay muy pocas chicas en las facultades. No sabría decir en qué momento del proceso educativo las perdemos, pero creo que parte de la culpa de que esto sea así es porque parece que las mujeres no hayan hecho nada en el ámbito de la ciencia y la tecnología, y eso no es verdad. Lisa Meitner o Maria Telkes no salen en ninguna clase ni en ninguna película, pero el mundo no sería lo que es sin ellas. Sólo conocemos a Marie Curie, que tenemos un poco gastada ya. Hay muchas más mujeres que nos han hecho la vida mejor, pero desconocemos sus nombres, no nos las ponen como ejemplos. Si las chicas tuvieran a mujeres como referentes desde muy pequeñas, quizás también querrían ser astronautas, físicas, ingenieros…

 ¿Es el DIOPMA sinónimo de economía circular?

Cuando nosotros empezamos, hace 25 años, nadie lo llamaba ‘economía circular’; pero sí, usamos cosas que son residuo y las transformamos en un subproducto para encontrarles otra aplicación. Ahora participamos en un proyecto europeo, Rewastee, en el que cogemos un polvo muy fino que se genera en la industria del acero. A partir de este polvo hemos desarrollado una lámina densa con propiedades termorreguladoras y de aislamiento acústico. Su ventaja competitiva es esta función termorreguladora, capaz de absorber y aprovechar el calor que viene de fuera.

¿Cómo deberían ser los materiales del futuro?

Hay que pensarlo considerándolo desde todos los puntos de vista. Un material puede ser maravilloso, pero debemos tener en cuenta si es un recurso abundante, si es fácil de obtener, si es tóxico… También hay que pensar qué haremos después con él, como lo reciclaremos.

¿La idea es que acabemos reciclándolo todo?

Creo que se debería ir hacia aquí, porque la Tierra es finita y la cantidad de materiales con los que podemos fabricar es limitada. En España la mayor parte del metal proviene del desecho, eso lo tenemos controlado; pero con los plásticos o con los polímeros derivados del petróleo no ocurre lo mismo. Por ello, además de desarrollar nuevos materiales, tenemos mucho trabajo en pensar cómo podemos utilizar mejor los materiales que ya tenemos y cómo podemos desarrollar nuevos procesos de reciclaje.

¿Cómo ayuda el DIOPMA a las empresas?

Hay empresas que vienen en un momento muy crítico para ellas buscando una solución que normalmente debe ser muy rápida y debe tener una gran repercusión. Después tenemos empresas con las que trabajamos desde hace mucho tiempo y a las que ayudamos a desarrollar su plan de innovación. Detrás hay toda la planificación del proyecto y el análisis de qué se puede hacer a nivel de laboratorio. En más de una ocasión hemos logrado implementar cambios significativos en los procesos de producción de las empresas.

¿Animaría a las empresas a invertir en I+D?

Las empresas deben arriesgar, pero en el sentido positivo de la palabra. Esta debería ser la filosofía: hacer investigación e innovación no es perder dinero. Las empresas que tienen claro que esto es una inversión a largo plazo, obtienen buenos resultados. En cambio, las empresas que necesitan una solución a muy corto plazo normalmente no consiguen salir adelante. No hacemos milagros. La investigación lleva tiempo, no es inmediata.

¿Cómo ve la actual situación de la investigación en Cataluña?

Es evidente que para hacer investigación se necesita dinero, desgraciadamente; hay que tener muy presente este hecho. En los últimos años la financiación ha bajado, pero aún así creo que la respuesta de la Universidad de Barcelona ha sido bastante buena, porque hemos seguido teniendo un nivel de investigación razonable. La cuestión es que el fondo de financiación en Cataluña es increíblemente pequeño para el tamaño que tiene como país. Si el propio Estado se toma la investigación como un gasto, está haciendo lo que nosotros decimos a las empresas que no tienen que hacer. La investigación debe ser una inversión. Sin embargo, quizás no somos capaces de explicar por qué deben invertir en nosotros, y los investigadores tenemos ciertamente parte de responsabilidad en ello.

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