Kumux, una spin-off de la Universidad de Barcelona, ha participado en el proyecto de alumbrado inteligente que permite minimizar la contaminación lumínica y proteger la biodiversidad de las especies que habitan en el parque del Molinet de Santa Coloma de Gramenet. El proyecto lo han llevado a cabo el Área Metropolitana de Barcelona y el cluster CICAT con los miembros del grupo de trabajo Urban Centric Lighting, del que Kumux forma parte.

El proyecto ha consistido en instalar, en tres zonas del parque con elevada afluencia de personas, un alumbrado con sensores de presencia que controlan la intensidad y el color de la luz, según el uso y la ocupación de los espacios.

La novedad tecnológica más puntera es el cambio del espectro de emisión de las luminarias, con el que se pretende potenciar el uso público del parque y respetar el ciclo biológico de las especies y de las personas. Cuando no hay nadie la luz es de un color anaranjado intenso, reduciendo la afectación sobre la biodiversidad. Cuando pasa una persona o el sensor detecta movimiento u ocupación, la luz anaranjada pasa a ser blanca.

Esta instalación ha supuesto un nuevo paradigma en el diseño del alumbrado público, ya que aglutina en un mismo sistema diferentes temperaturas de color, intensidades y niveles lumínicos, así como la regulación instantánea y autónoma de estos parámetros.

Según Adrià Huguet, CTO y fundador de Kumux, poder participar en este proyecto ha sido una “muy buena oportunidad” para poner el conocimiento de la empresa al servicio de la sociedad. “La idea es minimizar el impacto de la pisada humana de una instalación lumínica durante la noche. En todo el país, debería potenciarse el concepto de ciudades inteligentes; ¿por qué iluminar con mucha intensidad una calle por donde no pasa nadie? Es un gasto inútil en términos de componentes, de electricidad, de contaminación lumínica, de impacto sobre la biodiversidad… No tiene sentido”.

Respetar la biodiversidad

El reloj circadiano es el responsable de regular los ciclos de actividad y descanso de los organismos, y activa funciones vitales del sistema inmunitario. Las características espectrales de la luz aplicada minimizan los efectos disruptivos en el ritmo circadiano tanto en los humanos como en el resto de especies vivas.

“El objetivo es reducir el impacto en las especies que viven en el parque o transitan por el río. Los insectos, mamíferos y aves que viven en este entorno no están programados para estar expuestos a la iluminación artificial. Si sólo nos centramos en las necesidades de los seres humanos, podría suceder que todas estas especies entraran en una disrupción y, por ejemplo, se desorientaran. Sería como lo que ocurre en muchas farolas por las noches, cuando muchos insectos van a buscar la luz”, destaca Adrià Huguet.

Uno de los objetivos fundamentales de este proyecto es mejorar la calidad medioambiental de la metrópolis de Barcelona. Con este cambio de modelo se consigue una importante disminución de la contaminación lumínica. Los equipos están dotados de unos sensores que aumentan los niveles de luz sólo cuando es necesario; esto es, se adaptan a las necesidades de las personas. Y ello permite respetar la biodiversidad de los parques metropolitanos y compatibilizar su uso público con el aumento de especies de fauna.

Además, se quiere impulsar un alumbrado urbano sostenible, eficiente, saludable y tecnológicamente avanzado, y potenciar la investigación (I+D) sobre la iluminación exterior urbana.