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Josep Mª Suñé «Muchos de los medicamentos que la gente se toma los hemos formulado nosotros»

Con pasado en la industria farmacéutica, el Dr. Josep Maria Suñé es el director del Servicio de Desarrollo del Medicamento (SDM), un grupo de investigación de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. El SDM lleva trabajando en el desarrollo de medicamentos desde 1996, y ha conseguido cerca de veinte patentes propiedad de las empresas que les encargan los trabajos.

¿A qué se dedica el Servicio de Desarrollo del Medicamento?

En el SDM hacemos investigación y desarrollo de medicamentos. Debe entenderse como medicamento aquel preparado que ya está listo para ser administrado a la persona: el comprimido, la cápsula, el jarabe, la crema o la solución inyectable. Nosotros, a partir de la molécula activa, lo que hacemos es encontrar una fórmula para poder desarrollar un medicamento que se pueda dar a una persona en una dosis exacta, de una manera segura, que sea eficaz, que funcione, que sea estable y que sea de calidad. Esto es lo que hace el SDM.

¿De qué manera colabora el SDM con la industria farmacéutica?

Nosotros hacemos, por un lado, investigación universitaria y, por otro lado, llevamos a cabo una investigación que nos pide el sector empresarial relacionada con las industrias farmacéutica, cosmética, veterinaria, de productos sanitarios, fitoterapia, alimentaria… Todos estos laboratorios y empresas nos piden un proyecto concreto, y nosotros investigamos y desarrollamos la formulación más adecuada según lo que ellos pretenden. Una vez se ha finalizado esto, la empresa lo registra y lo comercializa. Muchos de los medicamentos que la gente se toma los hemos formulado nosotros. Esto es lo más gratificante: ir a una farmacia o al hospital y ver que un medicamento que te están poniendo lo hemos formulado nosotros en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona.

El SDM lleva desde 1996 trabajando en el desarrollo de medicamentos

Yo dejé la empresa privada para pasar a trabajar en la universidad en 1987, y desde entonces empezamos a hacer cosas para la industria a través de la Fundación Bosch i Gimpera. Las instalaciones de la planta piloto donde nosotros trabajamos dieron un golpe de efecto, porque permiten compatibilizar la docencia, la investigación universitaria y la transferencia de tecnología. Inauguramos esta planta piloto en septiembre de 1996, y desde entonces nos llamamos Servicio de Desarrollo del Medicamento. Dejamos de ser un grupo de profesores que, de manera aislada, desarrollaba proyectos de investigación y Servicios para empresas, para convertirnos en un grupo de investigación líder en transferencia de tecnología y conocimiento.

Y desde entonces estamos trabajando a tope. Fue en el año 2000 cuando nos incorporamos a la red TECNIO de la Generalitat de Catalunya, y desde entonces todavía formamos parte de ella, y esperamos continuar formando parte.

¿Cómo ha cambiado el desarrollo de los medicamentos desde 1996?

Cada vez más nos exigen formulaciones más sofisticadas, medicamentos que vayan más dirigidos a un tejido o a un órgano concreto con el desarrollo de una acción terapéutica más precisa. En este sentido, nosotros ya empezamos, hace unos siete u ocho años, a trabajar en una línea de investigación orientada a la nanotecnología que tiene por objetivo intentar dirigir el fármaco a la célula diana o al tejido diana para que vaya a desarrollar su acción allí donde es realmente necesario. Con esto lo que intentamos lograr es «la bala mágica», que es como se refería Paul Ehrlich, premio Nobel de Medicina en 1908, al medicamento que consiguiera ir al lugar donde debe actuar y, sin efectos secundarios o sin toxicidad, poder curar esa enfermedad.

En el futuro seguirá habiendo medicamentos de acción sistémica, de los que se distribuyen a través de la sangre por todo el cuerpo, pero también habrá algunos que irán ya a la célula diana, al lugar concreto donde deben actuar. Nosotros con lo que estamos trabajando ahora mismo a nivel de investigación propia es con el tratamiento del cáncer para atacar las células cancerígenas y dejar a las demás tranquilas.

¿Qué servicios ofrece la universidad a la empresa?

La universidad tiene un conocimiento muy amplio y muy grande que la industria nunca podrá tener. La universidad es multidisciplinar; tenemos de todo, y este hecho hace que la empresa privada pueda venir a buscar aquí lo que realmente necesita. El hecho de ser tan pluridisciplinares hace que podamos ofrecer un trabajo muy integral, global y al mismo tiempo muy especializado. Sin duda, en la universidad tenemos los mejores especialistas de cada cosa, y si juntas a los mejores tienes un conjunto con un potencial que no se puede encontrar en ningún otro sitio. Esto es lo que nosotros ofrecemos, y lo que tenemos que intentar es que las empresas se den cuenta de que en la universidad pueden encontrar todo esto. Muchas veces las empresas no lo saben y se dan golpes de cabeza porque no son capaces de encontrar quien les haga algo, y se van a la otra punta del mundo cuando lo tienen aquí al lado. Yo siempre digo que en la Universidad de Barcelona tenemos los mejores investigadores del mundo, pero el sector empresarial debe descubrirlo y nuestra institución también debe promocionarlo.

Los investigadores hacemos docencia, hacemos investigación propia, hacemos gestión académica y además hacemos transferencia de tecnología, que es algo muy importante también para la universidad porque genera overheads. La universidad debe aprovechar esto para tener recursos, pero debería intentar favorecer más a los grupos que hacen esta transferencia de tecnología, ya que esto haría aumentar los recursos que podríamos tener y que irían en beneficio de toda la estructura de la universidad.

¿La universidad debería fijarse en algún aspecto de la empresa?

Es lo que decimos siempre: la universidad pública está atrapada en un sistema burocrático muy pesado que en la empresa privada no se da. La universidad pública debería hacer uso de aquellas herramientas que le ayudaran a ahorrar burocracia y a hacerla mucho más ágil a la hora de reaccionar ante cosas tan simples como que a un investigador se le estropee una máquina y tenga que arreglarla de un día para otro. Hay que poner en marcha algún sistema que permita que en la universidad todo sea más ágil, más rápido y más acorde con el mundo actual. Esto es lo que deberíamos aprender de la empresa privada, pero no mucho más. La empresa es privada y nosotros somos universidad pública, y debemos seguir siendo universidad pública, para estar siempre al servicio de la sociedad; no podemos privatizarla.

¿Qué importancia tiene la transferencia de conocimiento?

Todo el conocimiento que nosotros vamos generando a partir de nuestras investigaciones debe ser extrapolable a la realidad social que estamos viviendo. No sacamos nada de hacer una investigación muy interesante si se queda dentro de la universidad. Es esencial poder transferirla para que sea un bien para la población, y la manera de ponerla al servicio de los ciudadanos es trabajar con el sector empresarial. Las cosas no se pueden quedar dentro de nuestras paredes, deben salir de ellas, porque siempre son un avance para la sociedad, y esto ayuda a consolidar un nivel de vida más alto para la gente.

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