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Antonio Andrés Pueyo «El reto del RisCanvi es detectar qué interno tiene un alto riesgo de reincidencia»

El Dr. Antonio Andrés Pueyo forma parte del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (GEAV) de la Universidad de Barcelona. El GEAV fue galardonado por la Fundación Bosch i Gimpera con el premio Antoni Caparrós al mejor proyecto de transferencia de conocimiento por el proyecto RisCanvi, un programa preventivo para evaluar y gestionar los comportamientos violentos y delictivos en las prisiones. Desde 2009 se han realizado más de treinta mil evaluaciones, convirtiéndose así en uno de los ejes de la gestión preventiva y de rehabilitación y de la política penitenciaria de la Generalitat de Catalunya.

¿Qué es y cómo funciona RisCanvi?

El RisCanvi se identifica como un procedimiento de la valoración del riesgo de una conducta violenta futura. Es un protocolo que se utiliza en la cárcel para determinar qué probabilidad hay de que un interno, cuando sale de la cárcel, vuelva a cometer un delito. Inicialmente se hizo pensando en los delincuentes violentos (delincuentes sexuales, homicidas…), pero luego esto tomó un poco más de vuelo, y actualmente se aplica a cualquier delincuente que está en la cárcel, ya que hemos visto que el hecho de haber cometido un delito determinado no predetermina a volver a cometer el mismo delito. Entonces, se diseñó para todos los internos y para todas las conductas delictivas. Cuando un interno entra condenado a prisión se hacen muchos estudios para darle un tratamiento, para asignarle una ubicación…, y también se incorpora la valoración del riesgo. RisCanvi nos dice si aquel interno es de muy bajo riesgo o de muy alto riesgo. Y en función de ello se determinan las actuaciones que se harán con él.

Dentro de las prisiones catalanas y españolas, cada interno es monitorizado por la Junta de Tratamiento, que a través de psicólogos, trabajadores sociales, juristas, etc., se ocupa de analizar la trayectoria del interno. Esta comisión es la que realiza las valoraciones, a través de una lista de control de 43 factores de riesgo en la que se tiene en cuenta si el interno es hombre o mujer, si es joven o mayor, si es la primera vez que está en la cárcel, si dentro de la prisión tiene buena conducta, el tiempo de condena, pero también otras cosas, como si el interno tiene algún trastorno mental, si tiene familia que lo visita, si es responsable en el funcionamiento diario de la prisión, etc. Se analizan todos estos factores de riesgo con la ayuda de un programa de ordenador y de unos algoritmos que permiten hacer un pronóstico. Este pronóstico es el que resulta de esta combinación de factores. Cada seis meses todos los internos son reevaluados, porque el interno puede haber tenido un conflicto, puede haber sido cambiado de ubicación, etc.

¿De qué depende la reincidencia de un preso?

La primera cosa que hay que decir es que esto depende del tipo de delito. Los delitos de robo, que son los más comunes, tienen un riesgo mucho más alto. En cambio, el riesgo de reincidir en el caso de los delitos más graves es más bajo. Sin embargo –y éste es el gran problema–, esto no es igual para todos los delincuentes. Hay delincuentes sexuales que tienen un altísimo riesgo, a pesar de que la mayoría de delincuentes sexuales reinciden poco. El RisCanvi y todo los demás protocolos lo que quieren es identificar quién es el que realmente tiene un riesgo alto de reincidir. Estos son los delincuentes con los que se debe tener especial precaución. El problema del riesgo es que debes detectar cosas que son muy peligrosas, pero que no está determinado que tengan que pasar. Hay hombres que están en la cárcel que dicen que cuando salgan matarán a su mujer, y esa amenaza no se cumplirá. Pero hay otros que sí lo harán, y aquí está el problema, saber cómo detectarlos.

¿Sirve para predecir otros riesgos?

Inicialmente se pensaba sólo en el riesgo de reincidencia, pero luego se vio que el RisCanvi podía ayudar a hacer predicciones de otros aspectos importantes, como las autolesiones y el suicidio, y esto es muy importante para que la prisión pueda gestionar este riesgo. Antes, cuando los técnicos intuían que algún interno tenía tendencias suicidas, se lo preguntaban. Pero ahora lo preguntan siempre, porque RisCanvi les obliga a explorar el riesgo de suicidio en todos los internos que entran en prisión.

¿Cómo ha cambiado esta tecnología la manera de actuar de los centros penitenciarios?

Antes este análisis se hacía a partir del juicio clínico y de la experiencia. Pero los resultados eran muy poco seguros porque la intuición falla mucho. Por ejemplo, una de las cosas más paradójicas es que hay gente con trastornos psicopáticos muy graves y con alto riesgo que en la cárcel se porta bien por razones diversas. Esto hace que muchos funcionarios puedan pensar que estas personas, a pesar de haber cometido un delito muy grave, como en la cárcel se portan bien probablemente no volverán a reincidir. Por el contrario, RisCanvi nos dice que la intuición no vale y que se deben tener datos objetivos y evidencias. Normalmente, un preso que dentro de la prisión tiene una cama, comida, de todo, está bien adaptado. Pero, ¿y cuando salga a la calle? El RisCanvi recuerda a los funcionarios todo lo que deben tener en cuenta para prever qué pasará en la calle. La intervención en las prisiones no es una ciencia exacta, pero debe garantizarse que se ha hecho todo lo que se sabe que funciona de manera adecuada. El RisCanvi es muy importante para los técnicos, porque les permite decir, aunque hayan hecho un pronóstico erróneo, que han hecho todo lo que tenían que hacer.

El mejor indicador para demostrar que el RisCanvi funciona es ver cuánta gente ha disfrutado de un permiso en Catalunya, cuántos no-retornos se han producido, cuánta gente ha podido obtener un tercer grado… Otra cosa que facilita el RisCanvi es permitir “abrir la mano” para que los presos de bajo riesgo salgan de la cárcel. Porque una persona con un riesgo de reincidir muy bajo, que fuera tiene una familia, un trabajo, etc., una vez haya pasado varios años en prisión lo mejor es que salga lo antes posible, siempre y cuando, sin embargo, garanticemos que no volverá a reincidir. Esto es más educativo, más rehabilitador, menos costoso… Al final el trabajo de RisCanvi también es detectar la gran bolsa de presos de bajo riesgo y facilitar su regreso a la comunidad lo antes posible.

¿En qué otros proyectos trabaja el GEAV?

Nuestra primera experiencia fue el asesoramiento a diversos cuerpos policiales con el programa VioGén. Este programa lo utiliza la policía cada vez que una mujer maltratada pone una denuncia, y sirve para evaluar el riesgo que tiene de volver a ser maltratada. Una vez les ayudamos a poner en marcha el sistema, el Ministerio del Interior construyó toda la arquitectura con un gran programa informático que se utiliza desde 2007. También asesoramos a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona con un programa para valorar el riesgo de violencia contra las mujeres, pero no en un contexto policial en el que la mujer que denuncia ya tiene una conciencia del riesgo y una voluntad de denunciar, sino en el contexto de mujeres que van a los Servicios Sociales y que no dicen que han sido maltratadas o que no tienen conciencia de maltrato, pero que en cambio tienen mucho riesgo de padecerlo. O en el contexto de las mujeres que van al médico y que por vergüenza o por miedo no lo dicen. En este sentido, en 2011 ayudamos con el Circuito contra la Violencia de Género de Barcelona a establecer un protocolo de valoración del riesgo. Nosotros como grupo de investigación nos movemos mucho en este terreno de la violencia contra las mujeres y de la violencia sexual, con un antecedente en programas con presos.

¿Qué supone recibir el premio Antoni Caparrós?

Hemos invertido muchos esfuerzos en este proyecto, y ha sido una muy buena experiencia. En el mundo de la investigación la transferencia siempre ha sido el “hermano pobre”; es decir, que para un investigador es más importante publicar un artículo en una revista de alto impacto, aunque nadie lo use. Que nos reconozcan con un premio de este tipo nos gustó mucho. Además, al tratarse del premio Antoni Caparrós, que fue un profesor de nuestra facultad y que conocíamos, ha sido a la vez una cuestión más afectiva. La gente del Departamento de Justicia también está muy contenta, y eso siempre es muy positivo.

¿Cuál es la importancia de la transferencia de conocimiento?

Yo creo que es fundamental. La sociedad en la que vivimos tiene muchos problemas, y si la universidad y los estudios científicos trabajan para resolver estos problemas, normalmente hay una mayor garantía de eficiencia. Si no, lo que pasa es que siempre hay gente que tiene ideas, a veces totalmente especulativas, para resolver problemas que al final no sólo no resuelven, sino que los complican. Esto ha pasado mucho en campos como el de la educación o el de la violencia de género. Hay aproximaciones más científicas y otras que son más ideológicas. Parece, al menos hasta ahora, que las que son más científicas ofrecen más garantías de eficiencia, aunque no lleguen a resolver los problemas más complejos. Pero siempre es mejor una aproximación científica que una basada en creencias. Cuando la medicina se basa en la investigación, ésta avanza y se encuentran soluciones. Sin embargo, lo que sucede en el mundo médico no sucede en el mundo de las ciencias humanas y sociales. Nosotros estamos muy contentos, porque hemos demostrado que esta forma de trabajar y de hacer investigación, transferirla y estar en contacto con los problemas reales ayuda mucho tanto a la sociedad como a la universidad.

 

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