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38 años haciendo que la investigación y la innovación de la UB lleguen a la sociedad

¿Tiene algún sentido la investigación si el resultado se queda en un cajón? La respuesta es sencilla: no. La investigación debe ser una herramienta que, a través de la transferencia de tecnología y conocimiento, llegue a la sociedad para mejorar la vida de las personas.

La necesidad de crear una institución que actuara como instrumento de conexión entre el mundo de la investigación universitaria y el mundo empresarial llevó a la Universidad de Barcelona a constituir, en 1983, la Fundación Bosch i Gimpera (FBG). A partir de 1996 la FBG se constituye como la Oficina de Transferencia de Resultados de Innovación (OTRI) de la UB, y en 1997 colabora en la creación del Parque Científico de Barcelona, ​​donde actualmente se encuentran sus oficinas. El hecho de estar ubicada en el Parque Científico de Barcelona –uno de los ecosistemas referentes en Europa en innovación científica, tecnológica y empresarial en ciencias de la vida y un lugar inmejorable donde potenciar la investigación de excelencia, la transferencia de conocimiento y el emprendimiento– permite a la FBG estar en contacto directo con una comunidad de más de cien entidades públicas y privadas.

Durante su primer año de existencia la FBG gestionó diez proyectos de innovación, por un importe de 480.000 euros. Durante estos años la transferencia de conocimiento y tecnología no ha hecho más que incrementar sus datos, y es que al finalizar el ejercicio 2020 el FBG había gestionado 720 proyectos por valor de 41,93 millones de euros.

Veinte años impulsando la creación de empresas innovadoras

Este año el Área de Creación de Empresas (ACE) de la FBG ha cumplido veinte años, durante los cuales ha colaborado en la creación de 48 empresas surgidas de una tecnología o de un conocimiento desarrollados en la Universidad de Barcelona. “En estos veinte años hemos visto como todo el ecosistema emprendedor catalán maduraba, junto con nuestras spin-offs. Esta maduración ha ido acompañada de la profesionalización de los equipos emprendedores y de la aparición de varios instrumentos públicos destinados a apoyar estas iniciativas“, explica Jose Conde, responsable de la ACE. “Un buen ejemplo de este camino recorrido por el ecosistema emprendedor catalán en estos veinte años es Oryzon Genomics, donde una idea emprendedora asesorada hace veinte años por los técnicos de la FBG ha acabado cotizando en bolsa”, concluye.

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